jueves, 25 de septiembre de 2008

Volviendo a casa

Hay momentos en que parece que todo se funde, y te asomas con asombro a lo que queda dentro. Recuerdas el niño que fuiste, y ves que ya entonces eras quien eres, y sigues siendo aquel, y el tiempo va y viene, como una goma elástica que rebota. En esos momentos asistes a la vida, como viendola pasar, riendo traviesa ante tus ojos. Son momentos nocturnos, en que de repente no hay prisa y añoras con fuerza tan solo un colacao, tan solo un sofa calentito, puede que el cansancio actue como sedante, o reconocer que uno solo es lo que es, no mas, no menos. Una canción sin mayores pretensiones te despierta ese afan de escribir, de capturar con palabras imprecisas ese estado de gracia, en el que todo esta bien, en el que asumes que, quizas, es el unico universo de los posibles el que vivimos, que los demas ya se volatilizaron en el magma de las probabilidades. Puede que sea una suerte de destino cuantico, la parca que se esconde tras la trayectoria de un electron. Por eso estas letras, para que se atesoren en vayamos a saber que resonancias electromagnéticas.

Y se diluye conforme lo nombras, conforme lo lees, pompa de jabón que no resiste el escrutinio de la razón, la estructura de una frase. Nos miro, a todos nosotros, que vamos todos los dias con nuestras velocidades, afan de creer un rumbo y un sentido en la deriva que nos lleva, chocando unos con otros, como juncos en la corriente. No puedo menos que sonreirme de nuestro propio absurdo.

Y con un sonido leve, que nadie escucha ni tan solo mi cabeza, con un beso de buenas noches, te das cuenta de que ya ha pasado, de que los horarios han venido a reclamar lo suyo, de que la canción ha dejado de sonar.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Pésame

En mi pueblo los politicos no tienen vacaciones y las excavadoras rugen bajo el implacable sol de agosto. La fragancia del tomillo, milagro leñoso de esta tierra seca, sucumbe bajo la peste del gasoil quemado a marchas forzadas, con prisas de acuerdo municipal de verano. El aire, último hálito del mar antes de llegar a la sierra, arde envuelto en nubes de polvo, tierra que vuela, violentada y ultrajada bajo la mirada de los hombres, que como pieza mas de la implacable máquina, no hacen mas que su trabajo ¡Muera la conciencia!

Y mientras esta tierra, dominio del zorro y del conejo y testigo de trashumancias, se pervierte en excusa verde para el hormigón y el automóvil, en mi pueblo solo unos pocos hacen suyo el grito mudo. Los mas seguimos en nuestro agotamiento diario, consumiendo nuestras horas como carbón para este tren, mas madera que es la guerra. Contamos los billetes, como si fueran algo más que tan solo las cenizas de nuestro tiempo, ajenos a la destrucción, cómplices silenciados por las hipotecas. Y mientras, los trigales son asfaltados. Mientras, las fuentes son secadas. Mientras, la maquina de la que formamos parte sigue arrasando.

Así, con la cabeza agachada tras la jornada laboral, así vemos una foto de lo que ha ocurrido, postrados en el sofá resistiendo tan solo acabar el dia. Nos arrebatan la tierra bajo nuestros pies, nos aspiran el tiempo de nuestra vida, roban el agua que nos debiera dar de beber, y a estas alturas, los ojos ya estan secos.

Nunca mejor dicho, otro territorio asolado mas

lunes, 1 de septiembre de 2008

Pequeño acceso de lirismo

Ríen las hojas en un susurro
Estremecido aviso de tu leve paso
Internandose en el bosque sombrío y oscuro
Nunca en un sendero que fuera mio

Un reflejo de luna, un aullido de plata
Solo añoranza de un recuerdo que no ha sido
Cada noche tu palabra se me escapa
Ausencia que no calma mi fuego escondido

Tiempo de escribir tu nombre acaso