Hay momentos en que parece que todo se funde, y te asomas con asombro a lo que queda dentro. Recuerdas el niño que fuiste, y ves que ya entonces eras quien eres, y sigues siendo aquel, y el tiempo va y viene, como una goma elástica que rebota. En esos momentos asistes a la vida, como viendola pasar, riendo traviesa ante tus ojos. Son momentos nocturnos, en que de repente no hay prisa y añoras con fuerza tan solo un colacao, tan solo un sofa calentito, puede que el cansancio actue como sedante, o reconocer que uno solo es lo que es, no mas, no menos. Una canción sin mayores pretensiones te despierta ese afan de escribir, de capturar con palabras imprecisas ese estado de gracia, en el que todo esta bien, en el que asumes que, quizas, es el unico universo de los posibles el que vivimos, que los demas ya se volatilizaron en el magma de las probabilidades. Puede que sea una suerte de destino cuantico, la parca que se esconde tras la trayectoria de un electron. Por eso estas letras, para que se atesoren en vayamos a saber que resonancias electromagnéticas.
Y se diluye conforme lo nombras, conforme lo lees, pompa de jabón que no resiste el escrutinio de la razón, la estructura de una frase. Nos miro, a todos nosotros, que vamos todos los dias con nuestras velocidades, afan de creer un rumbo y un sentido en la deriva que nos lleva, chocando unos con otros, como juncos en la corriente. No puedo menos que sonreirme de nuestro propio absurdo.
Y con un sonido leve, que nadie escucha ni tan solo mi cabeza, con un beso de buenas noches, te das cuenta de que ya ha pasado, de que los horarios han venido a reclamar lo suyo, de que la canción ha dejado de sonar.
jueves, 25 de septiembre de 2008
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2 comentarios:
Oye,
hay poco movimiento en este blog...Sambinho no se mueve al son de la música que le da nombre?
Es que hay mucha sambinha ahí afuera....
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