martes, 5 de abril de 2011

Time

Que somos, que podemos ser, sino nuestro tiempo. Ese tiempo, encerrado en el redil de un reloj, troceado, dividido, estirado, tiempo con el que comerciamos, haciendo del tiempo que es nuestra vida prostituta que se vende para comer, flor que se siega para alimentar los cigarros ajenos.

Que somos sino nuestro tiempo, red con agujeros que apenas atrapa estas palabras que vuelan, que nos atraviesan fugaces y que ¿ves? ya se han ido. Tiempo de un suspiro, para decir lo que no te has atrevido, para dejarse caer, para aguantar esa espera que nunca acaba. Tiempo para el jamás, para el mañana y para el ya no. Tiempo de lo que dura una canción, una mirada, un brillo dorado de sol sobre un pelo ondulado.

Que somos sino nuestro tiempo, para mirarnos a nosotros mismos y reconocernos, y a veces asustarnos de lo que vemos. Tiempo para respirar pausadamente, para ordenar los pensamientos en sus pequeños cajones junto a los calcetines limpios, de guardar los deseos en la cajita o para abrirla de noche y admirar en la oscuridad su tenue brillo.

Tiempo es lo que somos. Si nos quitan nuestro tiempo, entonces ya no somos, solo fuimos.

Do vento vem tudo

Seamos viento de primavera
Aliento de libertad
Brisa poblada
de susurros de olas de mar

Seamos viento de primavera
voz de almas encendidas
vida que despierta
tras un largo invernar

Seamos viento de primavera
que despeja malos sueños
y trae limpios y nuevos
como golondrinas por llegar

Seamos viento de primavera
despeinemos los corazones a nuestro paso
juguemos como niños en la arena
sin miedo, riendo al cantar

Seamos ese viento fresco
ese viento
que todos
llevamos
dentro

El viento y la arena (micro cuento)

El viento estuvo todo el día soplando, arremolinando y mezclando todos aquellos preciosos granos de arena de aquella enorme playa desierta. Poco a poco se fué formando una gran duna irisada, que reflejaba todos los colores del arcoiris, alta y redonda como una ola gigantesca multicolor.

Fué al llegar la tarde, después de tanto soplar, cuando aquel viento, que había empezado como huracán fiero y ahora era poco mas que una brisa ligera, contempló aquella duna maravillosa, formada por tantos y tan variados maravillosos granos de arena. Pero de entre todos ellos, atrapó su mirada un brillo rojizo, quizás uno de los últimos rayos del sol que ya terminaba su camino, reflejado por uno, solo por uno, de aquellos granos de colores. Allí fué donde cayó ese viento, feliz y extenuado, admirando aquella diminuta gema, atrapado en el hechizo de su reflejo, deseando, imposible para un viento, ser tan solo un diminuto grano de arena en una duna a su lado.

Cuando un viento, que no es mas que soplido, maravillado se olvida de soplar, quién sabe en qué se transformará....