Este invierno esta siendo como un camino en medio del pedregal, que se va haciendo pero arduo, paso a paso, con las manos heladas aferradas al bastón. Los cielos de invierno en ocasiones son preciosos, como azules diamantes, con soles que brillan pero no calientan, sirven para levantar la vista acaso, para justificar apenas este frío que se te agarra como una araña a su presa.
Es un invierno de espera, contenido, con esa electricidad latente que precede a la tormenta. Es un tiempo que precisa estallar, que pide a gritos un cambio, que añora la primavera mas que ningún otro año. Un invierno de voces bajas, de canciones apagadas, de pasiones enterradas, de trabajo continuado.
Parece que no hay mas que hacer por ahora, nada mas que esperar. Caminar y esperar, aguardando la vida que viene. Aunque a veces el invierno se haga crudo y se torne ingrato, este camino al final llega, por un sendero u otro, a una primavera donde cantar.
jueves, 18 de febrero de 2010
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