martes, 3 de febrero de 2009

Almuerzo al sol

Puede que en este entorno frio, de musicas ambientales, en mi cubiculo de cristal, con todos estos hombres ocupados en arreglar, en vender, en calcular, moviendo papeles de aqui para allá, pulsando las teclas de la máquina para registrar bidones y aceites, puede que eche en falta una sonrisa, una poesia, un caricia de cariño, que durante todo el día no llega.

Puede que en este invierno añore un paseo al sol, que en esta zona calienta lo suficiente para reconfortar. Puede que sean tan solo las horas sin hablar que me afectan, o la falta de ganas de doblegarse para ganarse el derecho a comer. Puede que recuerde una adolescencia irresponsable, de bancos de madera junto el jardín que el conserje cultivaba con pasión. Puede que me esté mirando los bolsillos a ver si algún sueño quedó en ellos. Puede que, aún todavía, no haya perdido la esperanza de aprender a hacer cantar esa guitarra vieja y a cantar yo también, y que sepa que es cuestión de tiempo, de no tenerlo, de no hacerlo.

Puede que no sea buena idea escuchar la dulcisima voz de Nina por la mañana al trabajar. Puede que no sean las mañanas soleadas las mejores para encerrarse delante de una pantalla. Puede que no sea buena idea soñar.

Aunque ahora que me doy cuenta, estoy siguiendo al pié de la letra su consejo de anoche. ¡Que no me vean sonreir!

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