miércoles, 29 de julio de 2009

Dylaneando

Y aquí estamos, trabajando, metiendo datos en una base sin parar, encerrado en una oficina de cristal viendo el verano pasar.

Pero me encontré con un disco del señor Dylan, que ahora suena en mis altavoces, incrustándose esa armónica en mi corazón.

¡Que bueno son estos extraños estados de gracia!

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