El mundo no para de hablarme
su voz
está en los colores de las nubes
en los chillidos urgentes de los vencejos
en las madrugadas
Una voz que no para
solo hay que saber los nombres
aguardar y mirar
aprendiendo a leer
el color
y el mensaje
Está en cada uno de los pájaros
que nocturnos nos avisan
corre
haz
diselo
Está en ese instante
en el que al cantar mis manos
vuelvo la mirada
y estabas justo ahí al otro lado
escuchando
Está en el castillo de fuegos artificiales
que te grita
recógela en tu abrazo
no dejes como tantas veces
perder ese instante
Está su voz
en el silencio
cargado de palabras mudas
como semillas en tierra baldía
que lloran por no ser flor, hierba, árbol
Está esa verdad implacable
en ese olor de jazmines mojados
que me persigue
desafiando mi tozudez y mi sordera
y continuamente me lo dice
Solo hay que escuchar
esperar
saberse los nombres
leer el mundo
abrir los ojos
cerrar el miedo
encontrarte
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