lunes, 24 de noviembre de 2008

Horribilis noviembre

Este espacio se antoja demasiado trivial para el mes que llevamos. Las palabras suenan artificiosas, pues el mes es malo, realmente malo, de esos que preferirías borrar de tu vida. Mes de dolores, de hospitales, de entrañas quebradas, de sangre, de vacío. Ilusiones rotas, cuerpos maltratados por la vida, que a veces se muestra caprichosa (¿a veces?) o al menos se antoja escurridiza. Mes que debía ser brillante y ha salido gris y triste, como nube de chaparrón.

Nos lamemos las heridas entre pañuelos, sufriendo todavía los embites de una gripe tardía y oportunista, quizas recordatorios de que no somos mas que esto, sangre y carne, hueso y nervio, líquido en una bolsa de piel, fragiles pompas de materia orgánica, equilibrio precario de materia y energía.

Quizas algo nos llama a decirnos que paremos, que tomemos conciencia de ello, que nos tratemos con mas cuidado, que reconozcamos el milagro que es tan solo ser cada día. Quizás la propia vida nos exige, como tributo, como premisa necesaria, que le rindamos la atención que ella misma precisa para ser. Quizás nos está gritando desesperada que escuchemos el ritmo de nuestra circulación, que nos dediquemos a sentir, que descansemos un poco y la dejemos trabajar a ella sola.

Quizas las cosas tan solo pasan porque tienen que pasar, o porque así no pasarán otras. Quien sabe.

Ha sido un mes horrible.

Y espero que decirlo antes de que acabe no traiga mala suerte.