Ayer puede haber tenido esa horita para poner en orden esas ideas que andan por ahí burbujeando, y colocar aquí esas conclusiones concienzudas que ayuden (ejem..) a mis intrépidos lectores a sobrellevar esta loca vida.
En vez de eso, me comí un kebap, me cogí la timba, y me fuí a tocar junto a la muchacha del almendro, rodeados de perros y gatos e iluminados por la luna, que no estaba llena pero casi.
Es que soy un traidor incorregible.
lunes, 2 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario