Son un millar, flotando, bailando, cazando como deseperadas, en una danza alocada que puntea de negro las nubes de algodón inflado, en un espectáculo reservado a los que aún miran al cielo, como año tras año, volando hasta que todas, como si fuera un truco de magia, se desvanezcan en su viaje eterno.
No eran golondrinas realmente, eran aviones preparando la migración a África.
Y un verdadero espectáculo, para los que aún miramos al cielo.
jueves, 23 de septiembre de 2010
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