Bueno, tras tantos versos arrebatados, nada es tan trágico como parece. Es impresionante darse cuenta del ombligo tan enorme que uno tiene, casi no deja ver nada mas, aunque es divertido releerse apesadumbrado y decepcionado. Quizás es terapéutico tener el vomitadero este para dejar salir esos pensamientos, sentimientos errados como electrones fuera de sus órbitas.
Y es una buena excusa para volver a las teclas, a ver si nos sale algo menos lloroso.
Y mientras tanto, se nos mueren los hombres decentes y parece que da hasta vergüenza luchar por nuestros derechos (¿luchar? pero si es solo decir 'oiga...' )
A todos mis estimados lectores y lectoras, una disculpa por mi exceso de mojigatería. Espero compensar en breve
jueves, 23 de septiembre de 2010
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