De todos los meses el mas marciano, el mes de agosto es un mes de tempestades y mares bravas. La alegría con la que llega el verano, eclosión de vida, de cuerpos con poca ropa, de sensaciones a flor de piel, de noches bulliciosas y sentimientos exaltados, llega a su máximo, como fruta madura, en este mes terrible y tremendo. Es como si la vida llegase un momento en que se cansase de vivir tanto, como la resaca de una estación exultante. Los vientos se revuelven, se pica el mar y se vuelve acerado el cielo. Puede que todos arrastremos algo de sueño, quizas cansancio de forzarse a hacer algo que no es acorde con la época del año, aunque.. ¿cual es la correcta para hacerlo?
Este es el mes en que el mundo deviene finalmente borracho, que se arrastra enfebrecido, queriendo apurar aún todavía una fiesta que ya decae.
Agosto es como una ópera de Wagner, al mismo tiempo gloriosa e interminable.
Agosto es el mes en que la luna furiosa nos viola salvajemente, mientras las estrellas escandalizadas se desmoronan en la noche.
Los que transitamos por los meses y los días lo vivimos, disfrutamos y sufrimos como hacen los peces con las mareas, algunos varandose en la orilla, otros siendo arrastrados a mares lejanos, algunos refugiados en las barreras de coral y otros desafiando la corriente con fuerza.
Así es agosto, el último kilómetro de una maratón.
Un mes que, en lo mas profundo de su ser, tan solo añora morir en el sosiego de las brillantes y frescas mañanas de septiembre.
martes, 11 de agosto de 2009
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