Tanto hablar de si coger la vida y navegar por encima de sus olas, cuando viene esta y te atropella como un tren de mercancías y te revuelca por la arena con la despreocupación que da la ausencia de clemencia.
Si es que parece que no pasa nada y sin embargo ahí esta, palpitando y moviendose.
Si creyera en un dios que nos escuchara le pediría que se apiadara de nosotros, pobres animalillos, que a veces se nos queda grande el mundo. Pero no, se las gasta así, hay que hacerse al ánimo.
Unas cosas se aplazan, otras vienen de golpe.
jueves, 6 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario